Esta obra de Eliade, protagonista de la vida cultural de la segunda mitad del siglo XX, es una de sus grandes aportaciones a la cultura occidental. Este estudio comparativo surgió en primer lugar como curso de iniciación. Ofrece el armazón para comprender la historia de las religiones y nociones básicas como la estructura y el funcionamiento del pensamiento mítico. La descripción del homo religiosus pervivirá a través de toda la historia.
Frente a la patente crisis religiosa del hombre moderno, la Historia de las Religiones de Eliade constituye una especie de reserva de esos lenguajes y dimensiones olvidadas y su cultivo por parte del autor pretende hacer posible su recuperación y actualización. La tarea científica del historiador de las religiones se convierte así en tarea cultural, pudiendo hacer aportaciones decisivas para la construcción de un nuevo humanismo del que estamos tan necesitados.