La salvación de México ha de venir necesariamente de un liderazgo que persiga como objetivo fundamental el bien común; un ejemplo de este liderazgo social, completamente opuesto al caudillismo que ha reinado durante la mayor parte de la vida independiente de la nación mexicana, lo tenemos en Anacleto González Flores, quien por la trascendencia de su obra, con toda justicia se le puede llamar mártir de la fe y campeón de la libertad.
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