CARTAS DESDE LA CELDA 7
Autor: HESS
Desde 1966 Rudolf Hess es el único prisionero de la cárcel de Spandau. Condenado a prisión perpetua por el tribunal de Nüremberg, es el único de los grandes jerarcas nazis que permanece encarcelado. La trágica aventura iniciada con su misterioso vuelo a Inglaterra en 1941 —fuga cuya finalidad jamás ha sido aclarada suficientemente— se prolonga ahora, tras casi treinta años de prisión, en la celda solitaria de Spandau. Pocas figuras de nuestro tiempo superan en trágica intensidad a la de este misterioso personaje que fue durante un tiempo el vice-Führer del partido Nacionalsocialista alemán. Esta dimensión dramática y misteriosa aparece reflejada la correspondencia intercambiada desde la celda con su esposa Use y su hijo Wolf, y ahora por primera vez dada al público. Estas cartas constituyen elemento primordial para vislumbrar hasta qué punto fue Rudolf Hess un loco, un alucinado o bien un idealista horrorizado ante la crueldad de una guerra a la que quiere poner fin a cualquier precio —incluso al precio de su vida—. Entre los jefes de la Alemania nazi, Hess era el que disponía de un bagaje cultural más amplio, de una formación filosófica y literaria —no sólo política— más sólida y de una profunda vocación universitaria. En estas cartas, junto a reflexiones políticas que sorprenden por su agudeza, expone Hess una concepción del mundo asentada en las más puras esencias de la tradición alemana. Hess comenta —a veces irónicamente— los últimos acontecimientos políticos, de los que recibe puntual información a través de su esposa Use. Analiza otras veces con agudeza las obras de los más destacados pensadores germanos —Schopenhauer, especialmente— o aborda temas literarios, lingüísticos, musicales. Pero quizá lo que presente un interés mayor con vistas a desvelar el misterio de esta personalidad contradictoria, son las cartas en las que Hess hace balance de su vida, de sus éxitos y fracasos, pide perdón a su esposa por estos largos, años de soledad o aconseja a su hijo sobre las lecturas o los estudios que debe seguir.
En su conjunto, esta correspondencia sostenida desde la cárcel constituye uno de los documentos humanos más impresionantes de nuestro siglo, una obra a la que habrá que recurrir en el futuro cuando se intente penetrar, no sólo en el drama íntimo de Rudolf Hess, sino en la angustia como dimensión última del hombre, en la tragedia de un fracaso purgado hasta su límite más cruel.
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